Usualmente vemos el éxito que tienen las personas y creemos que sus logros y las cosas que están disfrutando ahí arriba, fueron obra del destino, la casualidad o suerte que encontraron de la noche a la mañana, y posiblemente algunos piensen que por eso, no se lo merecen.
Sin embargo, existe un punto ciego.
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En este punto se encuentra todo el precio que la persona exitosa se dedicó a pagar durante varios años, para lograr triunfar “de la noche a la mañana“.
Ese precio que se paga, se traduce en disciplina, persistencia, tiempo y dinero.
Por lo general, es lidiar con situaciones incomodas y sin querer ser dramático, también dolorosas, por los cambios constantes y los riesgos que incesantemente se enfrentan.
Michael Phelps es un claro ejemplo de la magia que sucede por pagar el precio del éxito.
Durante su carrera ganó 22 medallas olímpicas y es difícil pensar que las ganó sin esfuerzo alguno o por casualidad.
De hecho, hay una frase muy importante que dice: “No puedo recordar el último día en que no entrené”.
En estas palabras nos expresa que para ganar había que entrenar muy duro y para ser el mejor, el entrenamiento tenía que ser todos los días y eso es lo que hizo.
Como ves, para conseguir algo, hay que realizar algo.
Tú no puedes querer una cosa y simplemente esperar sentado a que caiga del cielo o que venga de algún otro lado.
Entonces, muchas personas comienzan a desistir de sus sueños y metas, cuando se dan cuenta del verdadero precio que deben pagar para lograrlos.
Pero debes estar consciente, que el precio que vas a pagar, indudablemente valdrá la pena y mientras más alto sea, mayor será la satisfacción de lograrlo.
La otra opción que tienes es, vivir una vida limitada sin alcanzar tu potencial real.
Así que contrario a lo que muchos piensan, el éxito requiere esfuerzo.
Nunca es suerte, ni casualidad y tampoco es obra del destino.
Por lo tanto, si tienes deseos de comenzar un negocio, estudiar una nueva carrera, cambiar de profesión o realizar algún sueño desde hace mucho tiempo, simplemente comienza a pagar el precio e indudablemente lo vas a lograr.
O incluso, como dijo Zig Ziglar, no lo pagues, mejor disfruta el precio del éxito.